miércoles, noviembre 12, 2008

Licor y poesía.


Detestaba el sabor rancio de un beso alquitranado.

Yo estaba súper colocado, así que esa noche no me importaba.

En mi patético intento por acostarme con ella, le tire unos versos de mala muerte, pero con el espíritu como si yo fuese Bécquer.

Ella solo se rió a carcajadas en mi cara, y sin decir nada, me dio una mamada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hermoso y recurrente

who's online