sábado, julio 19, 2008

El bollo de mierda


Toma la pasta de dientes y unta un poco en el cepillo, se mira al espejo y hace caras mientras se cepilla los dientes. Se rasca el poto y tose un poco antes de salir del baño. Va a la pieza, enciende el computador y deja reposar su humanidad sobre la silla… Navega, navega, navega… y de repente lee:


“75% de probabilidades que el nuevo experimento del CIEB (Centro Internacional de Estudios Biológicos), colapse y difunda un gas venenoso por todo el planeta.

Esta mañana, el Director del CIEB dio declaraciones a la prensa diciendo que la idea de que los filtros de aislamiento colapsen o dejen filtrar pequeñas partículas del experimento biológico es completamente imposible, “es de incrédulos pensar que el hombre no podrá dominar la naturaleza del virus. Dios creó el mundo y nos dio la libertad para que nosotros gobernáramos sobre las demás criaturas. Dentro de un mes, podremos ascender hacia el penúltimo peldaño de la pirámide al superar al único enemigo no humano que confronta al hombre, el VIH”, fueron las palabras del doctor Riddle. Además, aseguró que la idea de que el virus mute está completamente descartada, puesto que lo que hace el nuevo virus, es bombardear al otro, con pequeñas dosis de Ácidos que harían colapsar la pared proteica y no fortalecerlas como se piensa. Esta proteína es esencial para el desarrollo del virus en las células a las que ataca. Y que el CIEB cuenta con tecnología de último nivel para cualquier imprevisto.

Por otra parte, los retractores al experimento dicen que no se debe jugar a ser Dioses, y que la soberbia humana está alcanzando niveles autodestructivos. Éstos piden que se hagan más estudios antes de probar el suero, puesto que, como dice el Dr. Ramírez, habría un 75% de probabilidades de que más que destruir el virus este se viera reforzado, sin mencionar que la mutación no podría ser contenida dentro de los márgenes del laboratorio central del CIEB…



Se levanta estupefacto de la silla y va donde Sofía, su compañera de casa a comentarle sobre lo leído. Pero esta no hace nada más que mirarlo y reírse, lo llama alarmista, y le dice que es imposible que eso pase, debido a que los científicos jamás pondrían en riesgo la vida de millones de personas y si lo hiciesen sería una noticia que estaría en todos los medios, no sólo en páginas de inadaptados. Se marcha decepcionado de la pieza, pensando – Incrédula –.

A las 5 de la tarde está en una armería comprando la mejor mascarilla de gases que sus ahorros puedan costear y decide no sacársela nunca más hasta que pase la fecha del experimento y se compruebe que el mundo está a salvo. Duerme con ella e incluso se baña con ésta, sólo se la saca para comer, pero aguanta la respiración hasta meterse la cuchara en la boca, y mastica sólo cuando la tiene puesta de nuevo. La gente se burla de él, ya nadie lo toma mucho en cuenta, lo llaman loco, y Sofía no hace más que molestarlo e incitarlo a que se saque la máscara. Pero él tiene una convicción mucho mayor así que se la deja y hace caso omiso del mundo.

Y el último día de la fecha del experimento se va a la cama rogando que Dios se apiade de la soberbia humana. Despierta como las 3 de la tarde y todo está en silencio, la casa esta vacía, y no hay ruido en las calles. Se viste y sale a dar una vuelta y, en el camino, descubre un paisaje terrorífico, el mundo realmente ha sido castigado y, quizás, es él único sobreviviente. De todas maneras, decide ir a la U a ver si Sofía se encuentra bien, ruega que esté viva sólo para disfrutar el decirle “Te lo dije”. Pero al llegar allá contempla que no hay nada más que un montón de cadáveres tirados por toda la facultad. Rebusca entre los cuerpos en busca de Sofía y la encuentra tirada en las escaleras de la biblioteca. Se apena al ver sus ojos azules apagados y su naranja cabellera cubriéndole el rostro. Se acerca a ella, la abraza y llora un poco, pero luego recuerda a lo que había venido <> y la deja en el suelo. Se levanta y camina hacia donde ella reposa su cabeza inerte, se baja los pantalones y deja su trasero justo encima de la cara de la muchacha, para luego comenzar a cagar. Un bollo de mierda se enrolla en medio de la nariz de la chica y él se levanta al acabar. Contempla satisfecho su obra y suelta una carcajada diciendo:

-Ja, Ja, ¡Te lo dije perra!

domingo, julio 13, 2008

Pensamientos del primer Sudiarreista


Uno tiene que puro escribir
y vivir, vivir, y vivir y pensar que cada huea que le pasa es una historia mas pa' ti, pa' tu vida, y que en algún momento te reirás de eso, y siempre pensar que hay algo mejor, y escribir, escribir, escribir...bueno, malo da lo mismo, al fin y al cabo dentro de 100 poemas o cuentos tendrás unos 10 la zorra y esos son los que cuentan, siempre se puede, además , todos empezaron escribiendo mierda y confiando en que serian dioses. Y al hueon que me diga que Borges nació escribiendo como un dios, le eyaculo en la cara.

sábado, julio 05, 2008

Los perros del pasto.


Nadie sabe como aparecieron ahí. Algunos afirman que son una jauría milenaria de perros callejeros que se unieron por subsistencia, otros dicen que son descendientes en línea directa de Fenrir. Y los mas descabellados dicen que son reencarnaciones de almas que tuvieron un mal pasar por el mundo y de castigo, se les habría dado esa forma zoomorfa, es por eso que demuestran una gran avaricia a compartir su territorio. Feroces animales custodios de un espacio de pasto situado debajo de unos Blocks en el centro de la ciudad, son capaces de arrancarle una pierna a cualquiera que ose poner tan solo un pie en su territorio, pero lo más importante es que jamás salen de los limites del pasto. Una vez oí de que si los miras mucho rato a los ojos puedes ver su verdadera imagen, pero nunca lo he logrado puesto que estos siempre deciden atacar para no revelarte su mayor secreto. A veces cuando la lluvia no es tan fuerte, puedes verlos ahí recostados sobre su territorio, podría jurar que nunca lo abandonan. Pero estas brillantes bestias sin compasión no se dejan vencer por nada, ni siquiera por el sueño, puesto que tienen un sistema tan elaborado para custodiar su tesoro, que hacen turnos de a dos, mientras dos levantan la guardia, otros dos están durmiendo pero siempre cerca de ahí, en caso de que necesiten refuerzos. Debo confesar que en más de una ocasión he osado intentar permanecer más de cinco segundos arriba de su pasto pero nunca lo he conseguido, además a pesar de su fiereza les he tomado cariño y aunque nadie me crea, se que seguirán ahí hasta que caiga la ultima bomba.

martes, julio 01, 2008

La cordura de un Dios.


La primera vez que lo vi no supe interpretar bien su mirada, taciturna, distante, mirando hacia un vació que me traspasaba. Pero con el tiempo comencé a estudiarlo, lo veía pasar largas hora mirando por la ventana, suspirando quizás por pasajes de su vida pasada. Nadie lo visitaba y no recibía correspondencia de ninguna persona, ni siquiera sabía su verdadero nombre, solo sabía que le decían “perro”. Cada vez que lo visitaba en la celda, me miraba como si no existiera, como si pudiera ver más allá de mí, y se quedaba horas contemplando la imagen de la pared.

Su habitación era roñosa, húmeda y asfixiante, la pintura se descascaraba día a día de las paredes. Cuando lo enviaron acá pensaron que podría mejorar, pero el tiempo y las drogas habían hecho que perdiera por completo la cordura.

No fue hasta que había pasado un año de la primera visita cuando por fin se atrevió a hablarme. Se acerco mirándome a los ojos y me dijo—Lárgate, no eres real, como nada acá—

Solo lo mire y me reí y me fui a recorrer el hospital. Después de unos minutos de caminata me encontré con Mendoza y le pregunte si creía que yo existía. Me miro como si estuviese loco y se alejo por el pasillo. Decidí no complicarme por tal asunto y seguí viéndolo de vez en cuando como lo hacia y siempre repetía lo mismo –Lárgate, no eres real –. Nunca pude entender porque decía eso, pero al pasar los meses me fue imposible quitarme de la cabeza sus palabras, comencé a comer menos, y no podía dormir. Con el tiempo, me obsesione tanto que tuve que dejar el hospital por consejos de mi psiquiatra.

Y cuando fui a verlo por ultima vez me dijo –Yo soy el Dios de este mundo, y hago desaparecer a quien yo quiera –

Quizás tenía razón, pues yo había dejado de existir en su mundo.

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