De la carne trémula
De Ángeles sin alas
Nacerán los navegantes
Que busquen el mar
Sin importar ya
Si hay puertos en el horizonte
O si la sangre se calienta
Como una paila en el bracero
Recorrerán los sueños
Las pesadillas
Y la agonía dulce
De la desesperanza
Verán parajes
Que ya nadie recuerda
Y sus cuerpos perecerán
En el ocaso fúnebre
De los hielos australes
Bajo la paz
Del eterno retorno
¿Se habrá posado Dios alguna vez en la lejanía de sus ojos?
¿Abra llorado lucifer?
¿Y a quien le importa?
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