Y los años pasan y nada cambia.
Aun escucho los discos que me dejaste.
Sigo con ese puto insomnio con el que me conociste. Si, exacto el mismo que te despertaba a las 5 de la mañana.
Y el tabaco aun no me mata, pero no me canso de intentarlo.
De vez en cuando me tiro unas pastillas, para hacer mi vida un poco mas real, y a veces las mezclo con licor, para darles ese toque de irrealidad que tu sabes que me gusta.
Quizás pienses que mi vida es patética y que soy un perdido por no cambiar.
Pero por lo menos aún no he parado de escribir.
Y con eso.
Soy feliz.
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